miércoles, 19 de febrero de 2014

Iglesias de Encinasola





La Iglesia parroquial de San Andrés Apóstol de Encinasola, es un edificio exento que se sitúa en el centro de la villa, rodeado por un caserío dispuesto según un viario de forma radial. El templo se levanta en el siglo XVI, y en su construcción participaron Diego de Riaño, Martín de Gainza y Hernán Ruiz II. En alguna ocasión, y debido a sus gruesos muros, se ha sugerido que este templo pudo ser concebido como iglesia-fortaleza, pero no asumimos esa presunción, especialmente porque carece de aberturas desde las que pudiera llevarse a cabo algún tipo de defensa. Sólo la torre, que se contruye tras el terremoto de Lisboa (1755) sustituyendo a la primitiva espadaña, presenta unas aberturas en forma de aspilleras, de las que hay constancia de que durante la Guerra de Restauración fueron utilizadas con dicho fin. Descripción Consta de una cabecera de estilo gótico, que acoge al presbiterio, y de una nave destinada a los fieles. El presbiterio, claramente diferenciado del resto del templo, está cubierto por una bóveda de crucería de terceletes de unos once metros de altura. El paso del presbiterio a la nave destinada a los fieles se efectúa a través de un arco de medio punto de seis metros de anchura. La gran sala destinada a acoger a los fieles mide diecinueve metros de largo, doce de ancho y alrededor de diez metros de alto. Conviene resaltar que estas dimensiones no son arbitrarias, pues las mismas se ajustan a la proporción conocida como “sección áurea”. Esta parte del templo está dividida en tres tramos, que se cubre por medio de tres bóvedas vaídas. Estos tramos se encuentran separados entre sí por los correspondientes arcos perpiaños de sustentación, que se apean en columnas embebidas de fuste liso, las cuales se asientan sobre grandes pedestales. Los tramos presentan diferentes longitudes, pues, mientras los extremos miden seis metros, el central alcanza los siete. La tribuna del coro, a los pies de la iglesia, se encuentra sostenida por mensulones clásicos. Fases constructivas En este templo se distinguen dos fases constructivas: La primera fase se produjo en el primer tercio del siglo XVI, durante la que se construyó la cabecera, de estilo gótico, la cual fue llevada a cabo bajo la dirección del arquitecto vallisoletano Diego de Riaño, cuya intervención está documentada en esta iglesia entre los años 1523 y 1533. La segunda fase se extiende desde la fecha de fallecimiento de Riaño hasta la muerte de Martín de Gainza. En esta fase se construyó prácticamente la totalidad del resto del templo, que comprende la nave destinada a los fieles, que antes se ha descrito, y las portadas. Hasta ahora se ha atribuido a Hernán Ruiz II, la construcción de esta nave. Así puede verse reflejado en los textos que ofrecen algún detalle descriptivo de este templo. En efecto, en 1562 Hernán Ruiz fue nombrado maestro mayor de obras del Arzobispado de Sevilla y en calidad de tal se le encargó la supervisión de los trabajos que se realizaban en varias localidades del Arzobispado de Sevilla, entre las que figuran las iglesias de Aracena, Aroche y Encinasola. Sin embargo, su participación en la construcción de este último templo debió de limitarse a dar los últimos retoques, toda vez que la iglesia estaba prácticamente finalizada en aquella fecha. Inscripción Portada Sur Para hacer esta afirmación nos basamos en que al estudiar el edifico in situ hallamos una inscripción en la portada sur que nos ha obligado a plantearnos una nueva versión, ya que, sin lugar a dudas, existe un error en las hipótesis que hasta ahora se han mantenido. La inscripción a la que nos referimos aparece en uno de los sillares que se encuentran inmediatamente debajo del arquitrabe de la citada portada. En este sillar está cincelada la fecha MDLI (1551), lo que confirma que la iglesia estaba prácticamente finalizada once años antes de que Hernán Ruiz II se hiciese cargo de la dirección de los trabajos que se realizaban en la misma. Pero, en este sillar no sólo aparece la fecha de construcción de la portada, sino que también aparece el anagrama, AIZ. Sobre el que cabe afirmar que pertenece a la palabra GAINZA, pues teniendo en cuenta que la Z puede perfectamente representar a las letras Z y N, y que, así mismo, la A puede también representar la G, es fácil comprobar que en el anagrama están contenidas todas las letras de la palabra GAINZA. Precisamente fue Martín de Gainza quien sucedió a Riaño como maestro mayor de obras del Arzobispado de Sevilla y fue a su fallecimiento cuando ocupó este mismo cargo el cordobés Hernán Ruiz. Las portadas La portada principal, situada a los pies del templo, es la más importante de las tres. Presenta dos columnas monolíticas toscanas, que se levantan sobre altos pedestales con dados cajeados que contienen sendos adornos circulares. La altura de las columnas es de seis veces y media su diámetro, y cuentan con parástades o traspilastras. En el intercolumnio se abre el vano de la puerta, constituido por un arco de medio punto que se apea sobre jambas provistas de impostas en los puntos de arranque del arco. La clave del arco está adornada con una ménsula en forma de voluta. Esta puerta tiene una altura de 4,60 metros y una anchura de 2,60 metros. En cuanto a las portadas laterales cabe reseñar que Iglesia parroquial de San Andrés Portada del Castillo La portada norte, la del lado del Evangelio, se enmarca entre pilastras pareadas que se alzan sobre altos pedestales con dados cajeados. Estas pilastras son de fuste plano y cajeado y sus capiteles son lisos. El entablamento está constituido por arquitrabe escalonado, friso liso y cornisa, también escalonada. El vano de la puerta lo constituye un arco de medio punto que descansa sobre jambas con resaltes que cuentan con impostas a la altura de los puntos de arranque del arco. Esta puerta tiene una altura de 3,70 metros y una anchura de 2,60 metros. El frontón es triangular y su base no cubre la totalidad de la portada, sino que sólo se extiende sobre el espacio existente entre las pilastras interiores. En su ángulo superior presenta una pequeña hornacina con una imagen en su interior. La portada sur, la del lado de la Epístola, está enmarcada por dos columnas jónicas embebidas que presentan rellenas sus estrías en el tercio inferior y que, como sucede con las columnas de las otras dos portadas, se alzan sobre pedestales con dados cajeados. En los capiteles llama la atención la presencia de unos ábacos muy desarrollados, diríamos que son desproporcionados. Sobre estas columnas, cuya altura es seis veces y media su diámetro, se asienta el entablamento, formado por arquitrabe escalonado, friso, constituido por siete sillares, seis de los cuales se decoran con motivos circulares y el central con la Cruz de San Andrés, y cornisa escalonada. Sobre el entablamento descansa un frontón triangular rematado por tres acroteras en forma de balaustres. El vano de la puerta es un arco de medio punto que descansa sobre jambas con resaltes. Carece de impostas. Esta puerta tiene una altura de 4,35 metros y una anchura de 2,60 metros. El altar mayor El altar mayor está presidido por un retablo barroco de columnas salomónicas. Fue dorado y estofado por el maestro dorador Juan Romero en 1715 y su importe fue de 14.000 reales. En la hornacina central se encuentra una imagen de San Andrés, titular del templo. En el segundo cuerpo y en el ático se ubican otras imágenes, en su mayoría obras del escultor Alonso de Mora, natural de Encinasola. El montaje de este altar mayor motivó la eliminación de la gran ventana del testero del altar, cuya decoración gótica todavía es visible desde el exterior. Capillas A la izquierda del presbiterio se ubica la Capilla Sacramental, con el retablo de la Virgen de la Antigua, de estilo renacentista, realizado en 1564 y atribuible a Pedro Villegas Marmolejo. A los pies del templo se encuentra la Capilla Bautismal, con pila marmórea del siglo XVI; espacio que contiene el tesoro parroquial. A la izquierda del arco toral de acceso al presbiterio se encuentra el retablo de la Virgen del Rosario, de estilo barroco y fechable en el primer tercio del siglo XVIII, con imagen de finales de ese mismo siglo o principios del XIX relacionada con Cristóbal Ramos. Frente a él se encuenbtra otro retablo, tardobarroco de columnas salomónicas, que alberga un Crucificado del primer cuarto del siglo XVIII y una imagen de la Soledad vinculable asimismo con el círculo de Cristóbal Ramos. La torre En la esquina NE del templo se levanta la torre, de planta cuadrada, de unos cuatro metros de lado. La ascensión al cuerpo de campanas se realiza por medio de una escalera de caracol de husillo Desde su arranque hasta llegar al cuerpo de campanas, la escalera tiene quince tramos construidos de forma anárquica, pues no sólo difieren unos de otros en el número de peldaños que los constituyen sino también en las medidas de éstos. La altura de la torre, hasta el cuerpote campanas, es de unos 16 metros. La torre original se vino al suelo a consecuencia del terremoto de Lisboa, que se produjo a las nueve de la mañana del día 1 de noviembre de 1755. Así pues, la que ahora contemplamos es mucho más joven que la iglesia. Al año siguiente de producirse este terremoto, en 1756, fue nombrado maestro mayor de obras del Arzobispado de Sevilla el arquitecto Pedro de Silva y fue él quien se encargó de reconstruir la mayor parte de las torres del Arzobispado que resultaron dañadas a causa del mencionado terremoto. Tal vez esta sea la razón de que existan en la sierra de Huelva numerosas torres que ofrecen ciertos elementos comunes.





Iglesia de San Andrès.



















la Iglesia de San Sebastián.

Dentro del casco urbano se encuentra la Iglesia de San Sebastián del siglo XVIII, también conocida por la iglesia de los Santos Mártires. Esta iglesia posee el atractivo de la arquitectura popular, aunque sin renunciar a los elementos clásicos. Es de una sola nave y en ella destaca una imagen de la virgen de Gracia del siglo XVI.



















También se encuentra en la población la ermita de San Juan, dedicada a este santo y construida con fondos legados por el ilustre hijo de Encinasola D. Juan Gualberto González Bravo que fuera ministro de Gracia y Justicia en 1833 con Fernando VII y que como tal firmara el Acta de Proclamación de la Reina Isabel II. Actualmente, la ermita ha sido restaurada por el Ayuntamiento.












Ermita de la Virgen de las Flores.
A unos 9 kilómetros del municipio, junto a la frontera con Portugal y construida entre 1585 y 1615, se encuentra la Ermita de la Patrona, Nuestra Señora de Flores. Es una construcción de grandes dimensiones con tres naves abovedadas y cuatro tramos.

Es en esta ermita y en su entorno donde se celebra la famosa romería de la Virgen de Flores. Ésta tiene lugar pasada una semana después de la finalización de la semana santa.
















Ermita de Roca Amador.
Está situada a dos kilómetros del municipio en la finca "los Claustros" y está dedicada a la Virgen del mismo nombre desde el siglo XVI. Para visitarla puede pedirse la llave al Hermano mayor.



















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